Disponían de un año para desarrollar y poner en práctica sus propias ideas de proyecto. Esta forma especial de enseñanza dio a los participantes la oportunidad de desarrollarse libremente, lo que de otro modo no es posible en esta medida en el sector escolar.
Se requería el desarrollo del proyecto, desde un primer boceto y la correspondiente lista de materiales hasta la ejecución y la mejora constante en el proceso de trabajo. La superación de obstáculos y la reflexión sobre el propio trabajo estuvieron siempre en el punto de mira.
Al final, los estudiantes presentaron con orgullo sus resultados, que ilustraban los diferentes enfoques de los grupos de trabajo:
Entre otras cosas, había una máquina tragaperras creada y programada por ellos mismos, un kart con motor de combustión interna reconvertido a partir de un kettcar, una barbacoa, un horno exterior fabricado con una botella de gas desechada, un bar integrado en un viejo piano, un cubo 3D con LED controlables individualmente y una mesa de espejos con efecto infinito.
Los alumnos también apreciaron la forma libre de trabajar y comentaron que les gustaría que este tipo de proyectos se pusieran en práctica más a menudo en el contexto escolar.