Los alumnos viajaron en pequeños grupos a las calles Merschstraße, Oststraße y Wilhelmstraße con gran alegría y mucha naturalidad. Las piedras de tropiezo de las familias judías fueron limpiadas y fregadas con esponjas y cepillos. Los alumnos no sólo limpiaron las piedras, sino que también mantuvieron vivo el recuerdo del sufrimiento causado por la deportación y el asesinato de mujeres, hombres y niños judíos. Las piedras de tropiezo del artista Gunter Demnig se han convertido así en parte de la "historia viva" de nuestros alumnos, ya que han pasado a formar parte integrante de su vida escolar cotidiana. Las piedras de tropiezo les hacen tropezar con los terribles acontecimientos de nuestra historia y se han convertido en un símbolo de sufrimiento y agradecimiento.