Los numerosos padres que asistieron pudieron degustar ensalada turca casera y Obazda bávara, entre otras cosas, mientras escuchaban música de tambores en cajones caseros. Además, había cuadros para admirar que los niños habían pintado con colores que habían elaborado previamente con col lombarda, café y espinacas. Objetos artesanales
de basura y un concurso intercultural completaron las presentaciones. "Cuando pienso en los días del proyecto, lo único que se me ocurre es "wow"", resumió Lisge, de la clase 5a. Además de enseñar hechos interculturales, la atención se centró en aprender juntos y, por supuesto, divertirse juntos. El tenor general fue que los tres objetivos se alcanzaron plenamente durante los tres días de proyecto.